UNA GRAN SATISFACCIÓN

Corren tiempos difíciles, donde se tambalean los valores, el trabajo, nuestras creencias, las certezas, las relaciones, la estabilidad, y todo lo que eran nuestras seguridades. Quizá así, a veces la oscuridad llena nuestros pensamientos. Entonces hay que buscar un poco de claridad en nuestras vidas, haciendo cosas que nos gusten, que nos estimulen, que nos saquen de nuestro escondrijo. También puede ser necesario aprender a vivir con más humildad, valorando las cosas sencillas, como disfrutar de la naturaleza, o de las buenas amistades, o pasar más tiempo con los hijos, viéndolos crecer, jugando con ellos, siendo su guía y apoyo; hablando de los asuntos de los grandes y de los pequeños; rebuscando, experimentando y saboreando los sentimientos; compartiendo sus risas y también los momentos de tristeza.

Quizá unos de los acontecimientos que más satisfacción y buenos recuerdos nos evoquen después a lo largo de nuestra vida, son hechos como cuando conocimos a una chica, o el primer beso, la primera experiencia sexual, el enamoramiento, cuando empezamos a vivir en pareja, la boda, y como no, el nacimiento de un hijo.

El tiempo pasa y no se puede recuperar. A menudo no suelen haber segundas oportunidades, y menos cuando somos padres de un hijo, que a pesar de que podamos tener más de uno, cada uno de ellos será único, como también lo será el tiempo que podamos pasar con él.

Los niños llenan las casas de alegría y actividad, levantando toda una algarabía, que a pesar de que también puedan comportar quebraderos de cabeza, igualmente son portadores de risas y felicidad. Para mí es una experiencia maravillosa, que por el momento tengo la suerte y la oportunidad de poder compartir con bastante de tiempo.

Así, tengo mis responsabilidades y obligaciones, y me gusta hacer muchas cosas que llenen mi tiempo, sirvan para otros o me hagan sentir útil, pero cuando salgo de casa, también estoy deseoso de volver, para pasar más tiempo con mi pareja y los niños, hijos o sobrinos; jugando, riendo, aprendiendo a ellos y con ellos, o simplemente, sintiéndolos cerca, deleitándome cuando me destorban de mis ocupaciones porque reclaman mi atención, o una pequeña ayuda, o una sencilla sonrisa o cogerlos en brazos.

Creo que esta es una de las experiencias más gratificantes y por las que merece la pena vivir la vida y gozar al máximo de ella. Necesitamos ser felices y nuestros hijos también lo merecen. Quizá pasar tiempo con ellos y escucharles es una de las mejores maneras de conseguirlo.

--   Daniel Balaguer    http://www.danielbalaguer.es    https://sites.google.com/site/danielbalaguer